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2/25/2014
Anónimo
Fatefehi de Tonga, al que se
le atribuye la increíble hazaña de haber desflorado entre los años 1770 y
1784 la insuperable suma de 37.800 vírgenes —Virgo viene de Virga, que
significa rama que nunca se ha roto—, lo cual si las matemáticas no nos
engañan equivale a romperles la rama a siete doncellas diarias.
Sé que muchos pirados me dirán que eso lo puede hacer
cualquiera, teniendo en cuenta que la duración de un coito —esto es un
dato científico, que no lo pongo yo aquí al tuntún —ad vultum tuum—
es de 2 minutos 50 segundos. Pero sobre lo que ningún estudio se ha
hecho es del tiempo que se tarda en conseguir este objetivo iniciático,
especialmente si las siete vírgenes diarias ofrecen resistencia porque
no quieren dejar de serlo y se defienden con arañazos, mordiscos y
patadas.
Gracias a mi bien intencionada investigación he conseguido
una fotografía de este extraordinario destrozador de membranas
femeninas, de cuya fiabilidad no respondo —pues según tengo entendido la
fotografía se inventó en 1822—, a no ser que este portentoso fornicador
alcanzase una longevidad muy fuera de lo común, algo muy discutible
teniendo en cuenta la vida tan abusiva y sacrificada que llevaba.
Según estudios científicos muy recientes, parece ser que
para eyacular no hace falta tener cerebro, pues la orden que produce
este derrame seminal viene de la médula espinal, por lo que nada podemos
decir sobre la inteligencia o falta de ella del rey Fatefehi de Tonga.
Si este monarca odiaba este exagerado desflore diario —es un
suponer—, alguien podía haberle aconsejado que imitara a los fenicios
que hacían desflorar a sus hijas por sirvientes masculinos de la casa
para ahorrarles tan penoso trabajo a sus futuros maridos, o como los
aristócratas de la antigua Grecia hacían que desfloraban a sus doncellas
con un pene de piedra del dios Príapo, que por ser el dios de la
fertilidad, la mujeres así maltratadas tenían garantizado parir muchos
hijos.
Nada he podido averiguar—aunque lo he intentado arduamente—
sobre la descendencia que tuvo Fatefehi de Tonga, pero suponiendo que le
salieran bien las cuentas, pongamos 37.800 mujeres, la que no quedase
embarazada por la que tuviese gemelos, sumar alrededor de los 40.000
hijos resulta meridianamente posible.
Fuente:
http://andresfornells.com
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